Cuando era más joven me hacía esta pregunta pues me causaba curiosidad y muchas dudas pensar si tendría algún beneficio vivir en pareja. Desde que puedo recordar, siempre he valorado mucho mi independencia y mi libertad, esa era la principal razón por la cual yo no me sentía atraída a tener que negociar mis decisiones y compartir mi vida con alguien más. Es verdad que a lo largo de los años pude ver muchas parejas que no parecían estar unidas por el amor o el cariño sino por algo más que era difícil para mí de entender, me lo decía el desprecio e irrespeto con el que se hablaban, las palabras que usaban y el tono de voz para referirse al otro, no era amor lo que se percibía al ver como se trataban. Muchas parejas también parecían aburridas de estar juntas, se veían como si estuvieran viviendo en un estado de monotonía y sin ilusiones. A pesar de ver estas cosas que me hacían cuestionarme la razón de vivir en pareja un día en el camino incierto de la vida y sin planearlo conocí a alguien que con su presencia cambió mi forma de pensar y me ánimo a intentarlo. Ahora a través de mi experiencia he ido entendiendo porque vivimos en pareja, las parejas tienen inconvenientes, se molestan, dejan que la monotonía llegue a la relación, discuten por tonterías, tienen diferencias y otras muchas cosas más. Sin embargo, lo que descubrí con el tiempo es que cuando la base de una pareja es el amor, se trabaja y se negocia todos los días para sacar la relación adelante, apoyándose, animándose y queriéndose. Vivir la vida con otra persona que ve hacia el mismo punto, hala para el mismo lado, que celebra tus triunfos y llora tu dolor es muy reconfortante, es saber que no estás solo y que aunque no sean perfectos están dispuestos a crecer juntos y a acompañarse en el camino de la vida, pasando juntos por todos los caminos sin importar que tan difícil sea el terreno porque la razón de estar en pareja es tan simple y perfecta, es el amor.